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Vassula Rydén: las razones de la Iglesia 

por François-Marie Dermine O.P. (continuación - Parte 3 de 4)

Parte 1 Parte 2 Parte 3 Parte 4

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Escritura Automática

(2b) Otra razón por la cual el fenómeno es inaceptable es «el carácter sospechoso de las modalidades con que se producen esas presuntas revelaciones» (Notificación); me limito a resumir aquello que he escrito en mi libro sobre esta cuestión.

 

¿Cómo se desarrolla la transmisión de los mensajes?

El inicio del fenómeno es descrito por la misma protagonista en el videocasette que trata de un encuentro que tuvo lugar en Suiza en 1991 entre ella y un grupo de peregrinos canadienses:

« Estaba haciendo una lista para las compras para un nuevo cocktail, en esa misma tarde. En aquel momento yo estaba escribiendo sobre una hoja de papel todas aquellas cosas que tenía que comprar para esa tarde Mientras posaba la mano con el lápiz sobre la hoja de papel sentí de repente en todo mi cuerpo como una electricidad que me salía de los dedos, y sobre todo, de mi mano derecha. El lápiz no se desprendía de mis dedos y era como si se hubiera pegado; aún cuando yo quería desembarazarme de él no podía, incluso me era imposible abrir la mano. Nuevamente la hoja se convirtió como en un imán. Era como si mi mano estuviera pegada al papel y como si pesara cien kilos, ya no podía alzarla más. De repente una fuerza invisible empujó mi mano. Pese a ello no tuve miedo, no sé por qué, y la dejé hacer para ver que sucedía. Vinieron algunas palabras, pero ya no era mi escritura. Ellas decían: “soy tu ángel […] Me llamó Dan (Daniel)” ». Este nombre pronto fue substituido por el de Jesucristo, por el del Padre, por el de la Santa Virgen o por el de otros santos.

Después habría comenzado la fase en la cual al fenómeno de la mano que escribe por sí sola, sin la participación de la inteligencia y – a veces – ni siquiera la voluntad, se añade aquél de la locución interior o sea de la voz que dice a la receptora aquello que de todos modos su mano continúa escribiendo como de costumbre (aunque no siempre) por su propia cuenta.

 

¿Comunicación paranormal o fenómeno místico?

Estas modalidades de transmisión de los mensajes son típicas de las formas de comunicación paranormal. A menudo se camuflan como “grupos de oración” que se jactan de recibir comunicaciones con el mas allá, o en los ambientes neo-espiritistas característicos de la New Age, donde se habla de "canalización " o “canalismo” (channeling), o comunicaciones con espíritus “superiores”.

Los defensores de la señora Rydén hablan de escritura “hierática”, “inspirada” o “guiada”, y el mismo “Jesús” parece ser que se ocupó de tranquilizar a su Profeta diciéndole y mostrándole «que esa escritura no es automática» (R. LAURENTIN, Quando Dio si manifesta, ed. Dehoniane, Roma, 1993, p.51).

Esta modalidad de transmisión corresponde exactamente a la definición de escritura automática propuesta por un exponente de la New Age: escritura que se realiza «sin control consciente, cuyo origen aparentemente no es la persona que escribe» (J. KLIMO, CHANNELING- Investigation on Receiving Information from Paranormal Sources 1987).

Que el fenómeno suceda con o sin la locución interior, que la receptora dé su consentimiento y quede consciente durante el dictado del mensaje no cambia nada al hecho que en la fase inicial, fue obligada a escribir por una fuerza superior, y que de todos modos, la mano se mueve sola con una caligrafía totalmente diferente de la escritora.

Ella misma admite en varias ocasiones: «Sin embargo sé muy bien que yo no puedo controlar mi mano y que pierdo todo el poder cuando Dios me la toma» (L’Informateur Catholique del 9-4-92). En otro lugar dice: «Él me dijo que intente de nuevo controlar mi mano. Pensaba escribir mis cosas controlando yo misma mi mano. Estuve luchando para escribir por mí misma, pero no lo podía hacer. Entonces El dijo “escribe” y obligó mi mano a escribir cuatro veces “Amor” mientras yo luchaba por detener mi mano» (4-9-87); «para recordarte Mi presencia, te quito la capacidad de controlar tu mano» (19-12-89).

Para justificar y explicar el fenómeno, Vassula Rydén y algunos teólogos cercanos a ella lo quieren referir a la llamada atadura o ligadura de las potencias, típica del éxtasis donde la persona pierde efectivamente el control de sus facultades inferiores y de sus miembros. En la respuesta a la primera pregunta del P.Grech, la protagonista declara: «conocidos místicos como S. Teresa de Ávila, experimentaron arrebatos de su cuerpo o a veces de parte de su cuerpo. Creo que ésta es una forma mitigada de arrebato y confío en que el Señor tiene sus propios designios para esto».

 

¿Acto espontáneo o acto violento?

La aproximación, sin duda seductora, denota sin embargo una enorme confusión y superficialidad en cuanto no sabe distinguir entre el acto vital, espontáneo - y por ello humano y libre - y el acto violento.

El acto vital da la idea obviamente de vida la cual, a su vez, se refiere al movimiento espontáneo, inmanente propio de un ser «al cual compete, según su naturaleza, moverse espontáneamente, o de cualquier modo, determinarse a la operación» (TOMÁS DE AQUINO, Suma Teológica, Ia, q,18, a.2). Más la naturaleza de un ser es dotada de conocimiento, más ese ser es capaz de moverse por sí solo: La planta ocupa el grado más bajo de los seres vivientes porque privada de cualquier facultad de conocimiento, tiene movimientos completamente preestablecidos y en buena parte determinados por las condiciones externas. A un nivel superior el animal dotado de conocimiento sensible es capaz de identificar, y por ello de perseguir ciertos objetivos con una mayor autonomía en los movimientos.

En vez de eso los seres humanos, tienen la ventaja de tener una vida consciente absolutamente superior derivada de su conocimiento espiritual que les permite escoger el fin a alcanzar y los medios oportunos para ello; una “indiferencia” o libertad ausente en los animales, cuyo instinto obedece únicamente a los estímulos particulares identificados por el conocimiento sensible.

De todos modos cada uno de estos seres vivientes dispone de una capacidad de movimiento proporcionada a su propia naturaleza y que tiene su principio en el sujeto mismo que se mueve: en la planta, el movimiento se reduce a procesos bio-químicos preestablecidos, en el animal es la respuesta instintiva al estímulo individuado por el conocimiento sensible , en el ser humano es expresión de una elección libre mediada y orientada por la razón y por la voluntad.

El movimiento violento o por lo menos mecánico en verdad tiene su principio fuera del sujeto que se mueve y, en el caso del ser humano, no procede de la razón y de la voluntad que son de hecho, saltadas. Y es exactamente lo que acontece a la señora Rydén, no solo al principio del fenómeno cuando la violencia fue evidente, sino también después, todas las veces que la mano, acompañada o no de la locución interior, se mueve de todas formas no por la fuerza de un principio interno, o sea de un principio proveniente de la mente, sino más bien por la fuerza de un movimiento mecánico externo.

Pero – alguno podría objetar – todo aquello es irrelevante y además es comprensible, dado que nuestra protagonista se ha convertido en un instrumento de Dios, del cual – después de la violencia del principio – ha cedido libremente y por ello espontáneamente la guía de su propia mano… Ahora, para constatar la inconsistencia y la falta de fundamento de la objeción, basta recordar que el Creador, cuando se sirve de una de sus criaturas, no se reniega nunca a sí mismo: escoge siempre un instrumento apto, respeta su naturaleza íntima y, - en el caso del ser humano, - su vitalidad o la capacidad de auto-determinarse al movimiento.

Como dice justamente Karol Wojtila,

«Nunca es permitido tratar a la persona como un medio. Este principio tiene un alcance absolutamente universal. Ninguno tiene derecho a servirse de una persona, de usarla como un medio, ni siquiera Dios su creador. De parte de Dios, por otro lado, esto es absolutamente imposible, porque dotando la persona de una naturaleza razonable y libre, El le ha conferido el poder de asignarse ella sola los fines de su acción, excluyendo con ello toda posibilidad de reducirla a no ser otra cosa que un instrumento ciego al servicio de los fines de otros» («Amore e responsabilità» in Metafisica della persona – Tutte le opere filosofiche e saggi integrativi, Bompiani, Milano 2003 p.478).

Hay que precisar que sería de verdad contradictorio de parte de Dios sobrepasar la razón de un ser humano justo en el momento en el cual se está comunicando con él. En este caso que nos interesa, la protagonista no es la “secretaria de Dios”, como se autodefine, en cuanto no se trata de transcribir un dictado que percibe con la mente; al máximo, es su máquina de escribir o tele-escritora activada desde el exterior.

En cuanto a la mencionada referencia de la ligadura o rapto de las potencias en los santos místicos, esta no tiene nada que ver con el fenómeno de la escritura automática de Vassula Rydén; no se trata de una violencia o de una parálisis impuesta desde el exterior de las facultades o miembros. En cuanto a la suspensión de las facultades, deriva aquí de un absorbimiento intensísimo de la conciencia o de la mente en las cosas divinas. Es justamente la hiper-activación de las facultades espirituales que provoca la hipo-activación de las inferiores. Un poco como sucede a la persona distraída que se detiene encantada y cuyos miembros actúan sin concierto porque la mente está absorbida en otra parte… Una vez más, estamos frente a los actos vitales, que tienen su origen en el principio intrínseco del movimiento espontáneo de los miembros que es la mente; las palabras de Santa Teresa de Ávila no dejan lugar a dudas: «Mientras el alma está así buscando a su Dios, se siente como desmayar por la fuerza de un suavísimo placer: el respiro le falta, las fuerzas corporales desaparecen tanto que sin un gran esfuerzo no puede mover ni siquiera las manos, etc…» (La Vida, C.18, n.10, in Opere, Roma 1977, Postulazione generale O.C.D.).

 

¿Vassula: otra Catalina de Siena?

Al contrario de cuanto se quiere hacer creer, las modalidades de transmisión de los mensajes que han sido tomados en consideración aquí, no tienen precedente en la historia de la espiritualidad y de la mística. No hay afinidad ni con Teresa de Ávila ni con otros santos místicos. Por ello está fuera de lugar tratar de identificar la escritura de Vassula Rydén con la de Catalina de Siena quién aunque era analfabeta habría escrito algunas cartas de su puño: en ambos casos, según los secuaces de la protagonista, tendríamos la escritura “guiada” por una mano que se movería por sí sola… Esto es completamente equivocado teniendo en cuenta que la santa (como le sucedió también a Rosa de Lima) se puso a leer y a escribir como si hubiera siempre sabido hacerlo en un instante, sin que su mano hubiera tenido necesidad de ser continuamente “guiada” por un movimiento externo. Como el paralítico curado por Jesús que se puso a caminar con sus mismas piernas, dirigiéndolas por sí mismo como si hubiera siempre caminado: no fue transformado en un títere que camina por la fuerza de una acción extrínseca que tira los hilos…

Concluyendo, me parece que el fenómeno aquí examinado tiene mucho que compartir con la "canalización" o el "canalismo" en su versión New Age; como decía Allan Kardec (1804-1869), el teórico y divulgador del espiritismo y de los fenómenos paranormales en Occidente: «el médium […] es el instrumento de una inteligencia extraña; él es pasivo, y aquello que dice no viene de él» (Le livre des médiums p.2, c.14, par.172). No tengo la menor duda que nuestra protagonista recibe sus mensajes de “una inteligencia extraña”; como tampoco tengo dudas sobre cual es la identidad de esta “inteligencia”, sostenido por las admisiones de la misma señora Rydén que reconoce al demonio la capacidad de entrar en el fenómeno, usando de la misma escritura dicha “hierática” , o sea “santa”, “divina”,”inspirada” para hacer pasar errores o agregar palabras impropias (cfr. Mensajes del 8-1-87, 19-2-87, 6-3-87, 17-4-87,22-7-87,9-9-87. Incluimos la fotocopia n.20 como ejemplo)

Estas admisiones son muy inquietantes y desarmantes: ¿cómo se puede llamar santa y divina una escritura que puede ser indistintamente usada por Dios y por el demonio?  

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Fotocopia n. 20 - Ejemplo de un mensaje en el cual interviene el demonio utilizando la escritura "hierática" atribuida a Dios (a partir de: "Aha its her again...).

 

 

La actitud ambigua de la Sra. Rydén hacia la Iglesia

(2c) Otra razón que podría explicar la actitud sustancialmente negativa de la Congregación, deriva del hecho que la protagonista parece “volar” por encima de las Iglesias ya sea la greco-ortodoxa o la católica.

 

La Iglesia Ortodoxa

En lo que se refiere a la Iglesia Ortodoxa, citamos por ejemplo la declaración del Metropolita de Glastonbury, su Eminencia Abba Seraphim, que en un memorandum de agosto de 1995 dirigido al clero ortodoxo del Reino Unido, declara:

«Al recibir los sacramentos fuera de la Iglesia Ortodoxa (valiéndose del Decreto Orientalium Ecclesiarum de Vaticano II), la Sra. Ryden no tiene en cuenta la disciplina canónica ortodoxa que lo prohibe. La Sra. Ryden debería solicitar el permiso y la bendición canónicas del correspondiente jerarca ortodoxo con jurisdicción local, antes de dar conferencias públicas, y no actuar por cuenta propia, en particular cuando el jerarca local ha expresado reservas, críticas o incluso su oposición» (cf. http://britishorthodox.org/glastonbury-review-archive/glastonbury-review-archive-issue-113/3/ ).

Eso significa que ella no se somete a las reglas de su Iglesia.

Incluso el Comité para las herejías del Sínodo de la Iglesia Ortodoxa griega concluye en el 2001 que Vassula Rydén se ha alejado (o ¿ha sido expulsada?) de la Iglesia greco-ortodoxa, aunque continúe oficialmente haciendo parte de ella». Y ella, después de haber denunciado por difamación al Secretario del Comité para las herejías, el Rev.do Kyria Tsouros, decidió renunciar a la acción judicial.

Continuando con lo concerniente a su participación en los sacramentos en la Iglesia católica, es oportuno precisar lo forzado que es su recurso a documentos eclesiales (el decreto Orientalium Ecclesiarum del Vaticano II, la enciclica Ut Unum Sint de Juan Pablo II de 1995, el n.1399 del Catecismo de la Iglesia Católica) para legitimarla: de hecho esos documentos insisten sobre el carácter del todo excepcional y para nada habitual o normal de dicha participación. Esta orientación ha sido confirmada por el mismo Benedicto XVI en su exhortación apostólica Sacramentum Caritatis del 22 de febrero de 2007.

Por  lo cual, la siguiente declaración de la Notificación de 1995 no hace más que repetir la enseñanza consolidada de la Iglesia:

«La señora Rydén participando de forma habitual en los sacramentos de la Iglesia Católica, a pesar de ser greco-ortodoxa, suscita en diversos ambientes de la Iglesia Católica no poco asombro, parece colocarse por encima de cualquier jurisdicción eclesiástica y de toda regla canónica, y crea de hecho un desorden ecuménico que irrita a no pocas autoridades, ministros y fieles de su propia Iglesia, situándose fuera de la disciplina eclesiástica de la misma.»

Declaraciones que, es superfluo decirlo, demuestran hacia la Iglesia ortodoxa un respeto y una sensibilidad que nos gustaría encontrar en la protagonista.

 

La Iglesia católica

Por lo que atañe a la Iglesia católica, ni las palabras ni el comportamiento de Vassula son tranquilizadores, no obstante la efectiva instigación a reconocer la primacía del Obispo de Roma.

1. Antes que nada porque ella no se expresa sobre la naturaleza de dicha primacía: «Aunque el mensaje confirma la primacía de Pedro, el Obispo de Roma, reconocida en ambas tradiciones, ortodoxa y católica, no habla de cuestiones de la jurisdicción. Creo que no estoy llamada a hablar sobre esta cuestión y, por lo tanto, me abstengo de hacerlo de todos modos» (carta de respuesta al P.Grech). Nos hemos adelantado nada ya que esta posición es igual a aquella de las Iglesias Ortodoxas, dispuestas a reconocer al Obispo de Roma una primacía no en cuanto a la jurisdicción sino solamente de honor.

2. Luego, es necesario recordar que la Iglesia proyectada por los mensajes es como despojada de su dimensión institucional: «Seréis nutridos directamente por Mí» (29-8-89); «Sí, en verdad, Mi Espíritu de gracia se derramará sobre toda la humanidad y vuestra generación será nutrida directamente por Mí. Seréis instruidos y guiados por Mí, y también Mis santos y Mis ángeles desde lo alto os vendrán al encuentro en cada esquina» (6-12-89; en algunas ediciones lingüísticas, este mensaje aparece con la fecha 4-12-1989). Es como si la autoridad humana fuera superada: «Te he escogido para mostrar al mundo que Yo no tengo necesidad ni de autoridad ni de santidad» (21-2-87). «Toda autoridad vendrá de Mí» (5-2-87) (Y antes, uno se pregunta, ¿de quien provenía la autoridad?). Hasta hace entender que la Iglesia, hasta ahora, no habría estado en las manos de Dios: «Mi viña es cuidada por Mis solas Manos, ahora» (22-8-89)… Los convertidos «serán llamados sacerdotes del Dios viviente, los curas del Amén y, con este clero, reconstruiré mi Iglesia» (29-10-91).

3. Además, la figura del Papa no es para nada presentada como la del punto de referencia seguro y firme querido por Cristo y típico de la tradición católica. Aquí no hago sólo alusión al mensaje del 18 de abril de 1988, después corregido, en el cual fue dicho: «Pedro, toma Mi Mano, Satanás te ha alejado de la Verdad!». Pienso más bien en todas las veces en las cuales han sido expresadas dudas sobre la lealtad del Papa Juan Pablo II; esta lealtad, se lee entre las líneas, dependerá de su apertura o no a los mensajes de la señora Rydén: «Bienamado, yo el Señor, estoy a tu puerta y llamo, ¿escucharás? ¿Me abrirás?» (27-10-87); «Pedro, sé mi Eco. Nutre a mis corderos, Pedro. No me reniegues otra vez bienamado» (1-12-87). «Devolveré completamente el trono a Pedro…(…) Dile a Pedro estas palabras: Yo el Señor (…) estoy a tu puerta y llamo ¿Me abrirás?» (7-5-88).

4. En fin, los mensajes de entonces hablaban de la muerte inminente del Papa: «Pedro está prisionero e impotente en medio de ellos. […] El final de Pedro está cerca» (26-7-88). Como si no fuera suficiente, circulaban en los ambientes cercanos a nuestro personaje, escritos y rumores sobre la existencia de una conspiración por parte del “entorno” vaticano y de prelados comprometidos con la masonería, cuyo objetivo sería de neutralizar al Papa y a sus colaboradores más cercanos. Habría sido esta conspiración la responsable de haber contrastado la apertura hacia Vassula de Juan Pablo II y del entonces cardenal Ratzinger, ahora Papa, imponiéndoles los documentos eclesiales que le son contrarios. A este propósito, un artículo bastante difundido en los ambientes de La Verdadera Vida en Dios lleva un título muy emblématico: ¿Por qué el Vaticano le tiene miedo a esta mujer? ¿Que revela esta mujer que asusta a ciertos burócratas vaticanos hasta el punto de desafiar al Papa para reducirla al silencio?

La tesis es desarrollada a fuerza de interrogantes: «¿Puede ser que haya algo referente al Vaticano en La Verdadera Vida en Dios, a lo cual tanto el Papa Juan Pablo II, como el cardenal Ratzinger desean adherirse y apoyarlo, esperando a que otros también lo descubriesen, pero que no se atrevían ellos mismos a mencionar en público?» Los responsables de esta trama, ¿no son los mismos hombres del interior [del Vaticano] que han ocultado los abusos sexuales criminales, inmorales y verdaderamente malvados cometidos sobre personas inocentes en el mundo entero y durante muchos años por miembros de su clero?. Estos hombres actuarían con el engaño y en abierta desobediencia al Papa.

Como queda mencionado, ellos serían los autores de la Notificación de 1995 y del comunicado de prensa de 1996, a quienes se refiere la siguiente afirmación: «Ya sea por miedo de perder su control sobre la situación, o simplemente para salvar la reputación, aquellos detrás de la primera Notificación en contra de Vassula y de La Verdadera Vida en Dios, atacaron de nuevo publicando una segunda Notificación [sic!] para reforzar el valor de la primera», haciendo creer que el mismo cardenal Ratzinger se adhería plenamente a ella y la hacía publicar en el Órgano Oficial de la Santa Sede Acta apostolicae Saedis, con su firma y con la del Secretario de la Congregación. A propósito de la carta de la Congregación de enero de 2007 [que confirma el juicio doctrinal negativo de la Notificación], se comenta que «el Cardenal Levada no solo se opone a lo que el cardenal Ratzinger ha dicho y hecho en esa situación, sino que el nuevo Prefecto de la Congregación también desafía y contradice a Juan Pablo II».

Como se puede constatar, los autores de esta teoría atribuyen a los conspiradores vaticanos un poder enorme, capaz de amordazar al Papa y al Prefecto, y de inventar o producir documentos oficiales firmados en lugar de ellos. Pero los mismos autores se contradicen cuando atribuyen al cardenal Ratzinger la paternidad de la carta del 2004, considerada por ellos como un reconocimiento en grado de anular la mal afamada Notificación de 1995. En lo que se refiere al cardenal Levada, ellos se olvidan hasta que punto él es una “criatura” del Papa actual quien, tomando a todos por sorpresa, lo puso personalmente al mando de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Estas teorías, omnipresentes en los ambientes cercanos a la Sra. Rydén y que tratan de “diabolizar” a sus adversarios, no nacen por azar y de la nada, sino que se fundamentan en el comportamiento de la protagonista y en los mensajes de La Verdadera Vida en Dios, y son uno de sus “frutos” más evidentes.

Esa “diabolización” se aplica en primer lugar a cualquier contestación manifestada al interior de las organizaciones TLIG [sigla utilizada en inglés para referirse a La Verdadera Vida en Dios]. En este caso, la protagonista o los sacerdotes instruidos por ella, acusan a los disidentes de pertenecer al “clan de Caín” o de ser instrumentos del “espíritu de Jezabel relacionado con la idolatría, o del “espíritu de Acab el cual, según ellos, sería un espíritu de cobardía y de confusión. El remedio prescrito a estos contestatarios arrebatados por Satanás hacia las puertas del infierno, consiste en oraciones de liberación o de sanación durante un año entero a cargo de dos o tres sacerdotes como mínimo.

No se les reserva una suerte más envidiable a los adversarios externos al grupo. La mínima crítica es considerada como «ausencia total de caridad cristiana»; así se refiere el P. O’Carroll, principal teólogo defensor de Vassula con René Laurentin, al P.Mitch Pacwa, jesuita estadounidense a quien se había dirigido la vidente para obtener una evaluación teológica de sus revelaciones y que había expresado un juicio negativo en la revista Catholic Twin Circle de agosto de 1993.

Pero en la mayoría de los casos, la acción de quienes se le oponen es reconducida directamente al demonio, tal vez con la mediación de la masonería. En la fotocopia n.1 leemos que «Satanás se sirve del padre Philip Pavitch [sic] que colaboró con el P. Pacwa» y que es culpable de haber difundido la versión original de los mensajes con todas las modificaciones. También debe señalarse que el P. O’Carrol se sintió con el deber de enviar una carta al Ministro General de los Frailes Menores para que tomara medidas contra el Padre Pavich y lo silenciara. 

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Fotocopia n. 1 - Parte del fax enivado por Vassula Rydén a Elena Carvalho el 14 de octubre de 1993, en el que afirma que el demonio se sirve del Padre Pavich (culpable de haber difundio la versión original de los mensajes con la prueba de las modificaciones) y trata de justificar los trozos eliminados. Para mayor detalles, ver el capítulo: "Desaparición, eliminación, censura y alteración de los mensajes".

 

Una multitudinaria misa de reparación fue celebrada en una iglesia de Milán después de la publicación de una de mis intervenciones públicas en la revista italiana Il Sabato el 24 de octubre de 1992.

El “Sagrado Corazón” se molestó en persona para fulminar a los acusadores de su “secretaria” en un mensaje amenazador del 2 de marzo de 1993: «Mi justicia alcanzará su cima contra estos comerciantes, pues ellos son en verdad los comerciantes que llevaron a Mi Iglesia a la apostasía». La nota n.3 de la Sra. Rydén que acompaña el mensaje indica: «comerciantes: mis acusadores canadienses [...] los perseguidores del Espíritu Santo [...] simbólicamente los chacales que trabajan de noche [...] pueden representar a la segunda bestia del Apocalípsis (Ap 13) que significa la francmasonería de la Igesia [...] el espíritu racionalista apóstata y corrupto».

¿Quiénes son estos “comerciantes” de dimensión apocalíptica y fomentadores de apostasía? ¿Tal vez el padre Signori, que fue profesor en el seminario mayor de Montreal y generoso pastor de una parroquia de esa ciudad? ¿O Marie-France James, autora de obras que desvelan los engaños del esótero-ocultismo, de la Nueva Era y de la masonería, por muchos años colaboradora apreciada del Informateur Catholique, víctima de un auténtico linchamiento periodístico después de sus tomas de posición críticas y sobretodo después de la publicación de su libro Le phénomène Vassula ([El fenómeno Vassula], Nouvelles Editions Latines, Paris 1992)? ¿O la Sra. Daria Klanac, madre de familia, animadora de la comunidad croata de Montreal y responsable de la “Corporation des Messages pour la Paix”, entonces encargada de la difusión de los mensajes de Medjugorje en Canadá, víctima de una campaña de tierra quemada después de sus valientes intervenciones en contra de nuestro personaje? Finalmente, teniendo en cuenta mi nacionalidad y la fecha del mensaje, escrito a penas cinco días después de mi intervención en la emisora italiana Radio María, pienso hacer parte yo también del mal afamado club de los “comerciantes canadienses” fomentadores de apostasía.

Pero obviamente, la víctima es una sola, o sea la Sra. Vassula Rydén, a la cual “Dios” mismo otorga la aureola de profeta martirizada: «¿Ha habido algún profeta que no haya sido perseguido, amenazado o atacado?» (30-6-90). "Jesús" declara incluso: «Si te persiguen, Me persiguen, si se burlan de ti, se burlan de Mí» (13-9-87): «En realidad, tus acusadores son Mis acusadores, tus censores son Mis censores, tus perseguidores son Mis perseguidores» (13-9-89). De hecho, basta poco para merecer el título de perseguidor; basta una objeción: «Así, si alguien presenta una objeción, no se opone a ti, sino a Mí, Yo que te he dado Mi Santo Espíritu de Verdad» (24-10-91).

Todo esto es verdaderamente ridículo, sobretodo si se va a leer en cualquier diccionario la definición de la palabra “persecución”: «tratamiento injusto y cruel infligido con ensañamiento»... Por lo cual no es sin fundamento la irónica respuesta del periodista de Il Sabato a las protestas de un defensor de la protagonista: «Que nos cuente, nos explique públicamente: ¿Vassula ha sido encarcelada? ¿Torturada? ¿Exilada? ¿Deportada? ¿Es buscada por los servicios secretos? Las únicas noticias que tenemos nos informan que ella vive tranquilamente en Suiza, es esposa de un funcionario de la FAO, y que sus libros son publicados por importantes editores católicos. Ella gira por el mundo, recibida y venerada como una santa por miembros del clero (incluso obispos) entusiastas y una multitud de apasionados» (A. Socci, in Il Sabato del 5 de diciembre de 1992).

Como jamás trabajaron para ninguna Congregación romana, ninguno de los críticos mencionados previamente puede pertenecer a la terrible “masonería vaticana”. Se puede decir sin temer equivocarse, que la oposición a Vassula se inició con simples religiosos y fieles, o sea desde la base y no del vértice de la Iglesia, y que no esperaron la publicación de la Notificación de 1995 para actuar. ¡El sensus fidelium existe de verdad!

Pero los mensajes insisten en dar a la protagonista adversarios más “nobles” y ubicados en puestos altos: «Mi Iglesia está llena de Caín que por sí solos están sentados en el trono en Mi Santuario» (13-5-89); «Al final de los tiempos el Enemigo se sentará sobre el trono en Mi Santuario» (24-1-91).

Parece que estos enemigos que se encuentran en altos puestos pertenecen a alguna secta satánica o masónica: «Por el poder del dragón, estos ídolos ocupan puestos de alto rango, han condecorado sacerdotes que son de ellos y que celebran en el corazón de Mi Santuario. Y ellos no me adoran, fingen hacerlo. Salen vestidos de grandes sacerdotes, adorando y sirviendo la bestia misma» (agosto 1990); en una nota, la vidente comenta: «Poder obtenido por la potencia de Misas negras; Aquí Jesús se dirige al falso Profeta disfrazado de ángel (Ap 13,11; 16,13)».

Sobre todos ellos emerge un personaje particularmente importante en el interior de la Iglesia: «O Caín! Te has disfrazado como un alto Sacerdote. Te has revestido con mis túnicas de oro y de plata para esconder tus vestiduras obscuras que te ha dado la Bestia negra. […] El engañará a muchos y la gente será cegada, cegada por causa de los vestidos del impostor. […] Con su glorioso disfraz él llevará a una Gran Apostasía en toda mi Iglesia, traerá desolación, cada cosa será camuflada con milagros, grandiosos portentos y señales en el cielo» (30-1-89).

Que no se trata tampoco de un lenguaje simbólico, lo deducimos directamente de los mensajes: «Ahora aquel rebelde con sus secuaces prospera escondido bajo los vestidos del Gran Sacerdote, disimulado bajo el aspecto de un cordero, disfrazado bajo la apariencia de la verdad, para poder engañar a una multitud y conducir a todos a la muerte. Yo no estoy hablando en parábola, sino con palabras claras. Los tiempos han llegado, los tiempos preanunciados por la Escritura, en los cuales Mis enemigos darán de Mí una imagen que no es la mía y que no soy Yo» (12-9-90). Y entonces, ¿Quién es ese rebelde disfrazado de Alto Sacerdote? Sin duda se trata de un Obispo, porque dice que «ha sido ordenado sacerdote y ha ordenado a otros sacerdotes» (agosto 1990).

En una entrevista publicada en Il Segno del Soprannaturale de noviembre de 1994 a p.32, el periodista, un tal Dante Scolari, declaraba: «Vassula nos hace entender que el mundo está gobernado ya por la masonería la cual ha tejido fuertes enlaces aún con muchas altas personalidades de la Iglesia. Yo le digo que, por aquello que he escuchado en un ambiente de oración enlazado con un vidente que conozco, en el Vaticano habría ya unos treinta Cardenales inscriptos en la masonería. “Oh non, bien plus!” (“no, muchos más”) es su respuesta sosegada pero decidida».

En la misma revista de enero de 1995 aparece el desmentido de que la misma señora Rydén ha querido publicar. Después de atribuir la equivocación al hecho que «tanto yo como mis interlocutores nos expresábamos en una lengua extranjera», afirma, entre otras cosas, que «el Señor no me ha nunca proporcionado números ni nombres, a propósito de la grave situación en la cual se encuentra la Iglesia actual. Por ello no puedo haber hablado de “bien plus” de treinta cardenales inscriptos en la masonería, mucho menos el Señor me ha dado datos aptos a identificar “las altas personalidades de la Iglesia” enlazadas con la masonería, ni me ha nunca especificado si tales personalidades trabajan en el Vaticano o en otro lugar».

Este desmentido, por otra parte parcial en cuanto no atañe a todos los contenidos de la entrevista, no es plausible. Ante nada porque el problema lingüístico no existía, ya que tanto la señora Rydén – desde hace años residente en la Suiza de habla francesa – como Scolari en su larguísima permanencia en Lausanne– conocen perfectamente el francés (lengua usada durante la conversación). Y sobre todo porque ciertas afirmaciones (“el Señor no me ha proporcionado nunca …nombres,… datos aptos a identificar las altas personalidades de la Iglesia aliadas con la masonería”) están en abierta contradicción con la nota número 3 (número 5 en algunas ediciones de los mensajes) del mensaje apenas citado del 5-29 de agosto de 1990 en el cual se lee textualmente: «Dios me dio sus nombres». Aunque si aquí la protagonista no usa abiertamente el término “cardenales” es obvio que se refiere a ellos, tratándose de “Altos Sacerdotes”, “sentados en trono” y que ocupan “puestos en alto”, y así lo entienden sus secuaces. Llegados a este punto, se vuelve imposible refrenar la espontánea reacción de la mente que pasa sospechosamente revista de la lista de los cardenales…

Continuando con la ya citada entrevista, aprendemos que «a la muerte o desaparición de este Papa, el Anticristo comenzará a reinar». A casi trece años de distancia de tales profecías alguno podría sentirse obligado a preguntarse si el Anticristo no sea el mismo Papa Ratzinger

 

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